PG(Familiar)¿La razon de los defectos de la WWE?
Es muy común que cuando hablamos de los grises de la WWE, resumamos la situación en la calificación PG (familiar) que tiene el show desde hace algunos años, usandola como explicación de la situación actual de la compañía y su forma de ver el Wrestling.
La WWE cambió su orientación en el mercado por razones de ventas (Video: Cuando WWE se burlaba de los programas familiares). En algún momento en la historia del Wrestling, sea porque el público adulto dejó de consumir la violencia madura del Wrestling, o porque la lucha libre no tenía el capital humano para contar buenas historias, las ventas bajaron. La respuesta –en términos muy generales- de marketing que la WWE pudo construir en ese momento fue cambiar la dirección de sus ventas hacia el público infantil. La medida fue un éxito, y desde entonces no ha movido su política en otra dirección.
La candidatura de Linda McMahon no contribuyó para nada en el ablandamiento del producto que se ofrecía, y tragedias como la de Chris Benoit favorecieron ciertas políticas de marketing, incluso las que se tomarían respecto del ring. Se prohibió la ejecución de determinados movimientos y manerismos en la lona, y la fiebre de la contusión hacía del wrestling en la WWE un fenómeno cada vez más conservador. Las consecuencias de estas medidas afectaron principalmente a los luchadores Mid-Card y a aquellos faltos de talento en el micrófono, dado que la prohibición de ciertos movimientos acondicionarían su única herramienta para captar la atención de la gente. Pasarían muchos meses (incluso años) hasta que volviéramos a ver un Shooting Star press o variantes de una German Suplex en la lona de las marcas roja y azul (epocas donde era noticia en diferentes medios de publicación el simple hecho de que William Regal utilizara una variante de Suplex en una determinada lucha, cuando años antes ciertos luchadores usaban entre 2 y 3 variantes en un mismo encuentro). Hasta el día de hoy, aún hay resabios de estos condicionamientos, siendo uno de los más recientes el despido de Bryan Danielson por haber estrangulado a un comentarista con una corbata.
Al condicionamiento de lo que se podía ver en televisión y lo que no se podía ver, se sumaba la calidad de las historias, que desde 2005 se encontraban por debajo de la media en relación a la calidad de contenidos. Las mismas eran salvadas solo por el Wrestling, que sin ser comparable al de otras compañías del mundo, tenía un nivel superior al de los años más recientes. Pero la Lucha en Estados Unidos es deporte y además entretenimiento, y el deporte por sí solo no ofrece el estereotipo de Wrestling por el que ese país aboga (y hay alternativas a Wrestling Técnico en ese país, como ROH o TNA, pero en tanto las ventas no favorezcan a estas compañías, no podemos decir que sean parte del estereotipo norteamericano de Wrestling).
En este caldo de cultivo de censuras, prohibiciones, y una calidad de historias heredadas muy baja, solo luchadores con la adecuada capacidad discursiva sobrevivirían para sostenerse en los peldaños más altos de la competencia. Y la mayor parte de las historias serían primero contadas en el micrófono antes que en el ring.
En este momento cabe preguntarnos ¿Cuánta responsabilidad le cabe al PG en todo esto?
La realidad es que estrictamente hablando, la calificación PG no condiciona las historias contadas en su contenido, sino en los medios para ser contada. Esto quiere decir que virtualmente cualquier historia puede ser adaptada para contársela a un niño. Se puede contar una buena historia sin sangre, o sin lenguaje agresivo. Hay muchos ejemplos para dar en esta nueva era del Wrestling, que serán objeto de futuras columnas. El Wrestling en Estados Unidos se encuentra en recesión por razones que exceden a una mera calificación con las letras P y G.
El optimismo detrás de estas líneas se halla en que, aunque magro el panorama del Wrestling en la WWE, la realidad es que su suerte no depende de su calificación (que hoy es PG y parece que lo será por mucho tiempo), sino de una decisión creativa de aparecer con historias inteligentes. Porque el PG significa vedar ciertos recursos creativos, pero no vedar la creatividad en sí misma.
La WWE cambió su orientación en el mercado por razones de ventas (Video: Cuando WWE se burlaba de los programas familiares). En algún momento en la historia del Wrestling, sea porque el público adulto dejó de consumir la violencia madura del Wrestling, o porque la lucha libre no tenía el capital humano para contar buenas historias, las ventas bajaron. La respuesta –en términos muy generales- de marketing que la WWE pudo construir en ese momento fue cambiar la dirección de sus ventas hacia el público infantil. La medida fue un éxito, y desde entonces no ha movido su política en otra dirección.
La candidatura de Linda McMahon no contribuyó para nada en el ablandamiento del producto que se ofrecía, y tragedias como la de Chris Benoit favorecieron ciertas políticas de marketing, incluso las que se tomarían respecto del ring. Se prohibió la ejecución de determinados movimientos y manerismos en la lona, y la fiebre de la contusión hacía del wrestling en la WWE un fenómeno cada vez más conservador. Las consecuencias de estas medidas afectaron principalmente a los luchadores Mid-Card y a aquellos faltos de talento en el micrófono, dado que la prohibición de ciertos movimientos acondicionarían su única herramienta para captar la atención de la gente. Pasarían muchos meses (incluso años) hasta que volviéramos a ver un Shooting Star press o variantes de una German Suplex en la lona de las marcas roja y azul (epocas donde era noticia en diferentes medios de publicación el simple hecho de que William Regal utilizara una variante de Suplex en una determinada lucha, cuando años antes ciertos luchadores usaban entre 2 y 3 variantes en un mismo encuentro). Hasta el día de hoy, aún hay resabios de estos condicionamientos, siendo uno de los más recientes el despido de Bryan Danielson por haber estrangulado a un comentarista con una corbata.
Al condicionamiento de lo que se podía ver en televisión y lo que no se podía ver, se sumaba la calidad de las historias, que desde 2005 se encontraban por debajo de la media en relación a la calidad de contenidos. Las mismas eran salvadas solo por el Wrestling, que sin ser comparable al de otras compañías del mundo, tenía un nivel superior al de los años más recientes. Pero la Lucha en Estados Unidos es deporte y además entretenimiento, y el deporte por sí solo no ofrece el estereotipo de Wrestling por el que ese país aboga (y hay alternativas a Wrestling Técnico en ese país, como ROH o TNA, pero en tanto las ventas no favorezcan a estas compañías, no podemos decir que sean parte del estereotipo norteamericano de Wrestling).
En este caldo de cultivo de censuras, prohibiciones, y una calidad de historias heredadas muy baja, solo luchadores con la adecuada capacidad discursiva sobrevivirían para sostenerse en los peldaños más altos de la competencia. Y la mayor parte de las historias serían primero contadas en el micrófono antes que en el ring.
En este momento cabe preguntarnos ¿Cuánta responsabilidad le cabe al PG en todo esto?
La realidad es que estrictamente hablando, la calificación PG no condiciona las historias contadas en su contenido, sino en los medios para ser contada. Esto quiere decir que virtualmente cualquier historia puede ser adaptada para contársela a un niño. Se puede contar una buena historia sin sangre, o sin lenguaje agresivo. Hay muchos ejemplos para dar en esta nueva era del Wrestling, que serán objeto de futuras columnas. El Wrestling en Estados Unidos se encuentra en recesión por razones que exceden a una mera calificación con las letras P y G.
El optimismo detrás de estas líneas se halla en que, aunque magro el panorama del Wrestling en la WWE, la realidad es que su suerte no depende de su calificación (que hoy es PG y parece que lo será por mucho tiempo), sino de una decisión creativa de aparecer con historias inteligentes. Porque el PG significa vedar ciertos recursos creativos, pero no vedar la creatividad en sí misma.